El proyecto favorece la equidad de género al reconocer el acoso callejero como una manifestación de violencia. El acoso callejero limita de manera desigual a las mujeres y personas feminizadas el derecho al disfrute de la ciudad y del espacio público que tenemos todes. Ninguna niña, joven o mujer en todas sus diversidades debería sentirse intimidada o insegura por caminar sola por las calles o disfrutar de los espacios públicos de Puerto Rico.